Síndrome de fragilidad en el Adulto Mayor

Uno de los retos que enfrentamos como seres humanos es el envejecimiento, ya que este proceso natural puede venir acompañado de diferentes alteraciones en nuestra salud.


Una de ellas, asociadas a la edad, es el síndrome de fragilidad. Este describe el deterioro del cuerpo, en sus diferentes órganos y sistemas, haciéndolo vulnerable al entorno que lo rodea, principalmente en los adultos de 60 años o más.


Es importante conocer de qué se trata este síndrome, puesto que el conjunto de signos y síntomas que lo definen pueden ser desencadenados en personas con factores de riesgo, como son: el sexo femenino, bajo nivel académico, ingresos económicos bajos y la carencia de percepción de la salud propia, o bien, enfermedades crónicas degenerativas con alta prevalencia en México, como la hipertensión arterial sistémica, diabetes mellitus, artritis, tabaquismo, depresión, enfermedad coronaria, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardiaca y la enfermedad vascular cerebral.


Cabe mencionar que situaciones en donde la funcionalidad de la persona está comprometida, también pueden desencadenar el síndrome de fragilidad; dentro de estas se consideran como las más significativas a las hospitalizaciones recientes, dos o más caídas en el último año, fractura de cadera en personas mayores de 55 años e índices de masa corporal fuera de los rangos normales, las cuales deben hacer sospechar al médico de cabecera la presencia de este síndrome.


Una vez que el médico ha relacionado los factores de riesgo del paciente con el síndrome de fragilidad, los antecedentes de enfermedades del paciente, el ambiente, estilos de vida y estado nutricional, es el momento de identificar, mediante exploración física, la pérdida de masa muscular o sarcopenia, la cual, junto con la disminución no intencional de peso mayor a 5 kilos o 5 % por ciento del peso corporal en el año previo, son las manifestaciones clínicas cardinales para el diagnóstico del síndrome de fragilidad.


Otros puntos importantes a considerar son:


agotamiento, disminución en la fuerza de prensión, actividad física reducida, y enlentecimiento de la marcha.


Dentro de los estudios de gabinete que se pueden solicitar para la valoración de sarcopenia, está la resonancia magnética, que es el estándar de oro en México; sin embargo, por su elevado costo, se pueden utilizar el ultrasonido muscular, la densitometría muscular y el análisis de bioimpedancia, como auxiliares en el diagnóstico de la pérdida de masa muscular.Actualmente se recomienda tratar el síndrome de fragilidad en el adulto mayor por un equipo interdisciplinario para disminuir la incapacidad y mejorar la movilidad, mediante el empleo oportuno de técnicas terapéuticas y rehabilitadoras, en las que se incluye un plan nutricional personalizado, ingesta de complementos nutricionales orales, vitamina D, ejercicios de calentamiento, coordinación, balance, fuerza y resistencia.


¡Cuida tu salud!

Consulte a su médico acerca de los siguientes estudios: